Estoy leyendo La frontera dormida, de José Luis Galar, autor español de mi generación. En los primeros capítulos, ya me han saltado a la vista un par de errores que, con una mínima investigación por parte del autor, se podrían haber evitado. El primero es poco más que una errata: Se empeña en llamar kirch royal al kir royal, cóctel de origen francés elaborado con crema de grosella negra y champán. No tiene nada que ver con el kirsch (aguardiente de cereza); recibe su nombre de Félix Kir, alcalde de la ciudad francesa de Dijon, que popularizó el cóctel de crema de grosella negra y vino blanco (kir) tras la Segunda Guerra Mundial.
El segundo error es más gordo: Al principio de la novela, nos cuenta que un dominico llega a una parroquia para sustituir al anciano párroco, que se jubila. Pero eso es imposible. Según el derecho canónico (basta preguntar a cualquier cura para saberlo), para ser párroco, un sacerdote debe estar incardinado en la diócesis correspondiente, o sea, bajo la autoridad del obispo, lo que no es el caso de los curas que pertenecen a órdenes religiosas. Un dominico como el de la novela debería en primer lugar ser autorizado a abandonar su orden (y renunciar a sus votos) para ponerse bajo la autoridad del obispo; es posible, pero poco habitual y, desde luego, ya no sería dominico al hacerse cargo de la parroquia.
Si el autor ha fallado con estas cosas tan simples, ¿cómo fiarse del resto?
lunes, 25 de octubre de 2010
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Igual es que no es una parroquia...
ResponderEliminarSí, queda claro que es una parroquia.
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