miércoles, 15 de septiembre de 2010

An unsatisfactory translation

Acabo de terminar de leer La reina en el palacio de las corrientes de aire, la tercera parte de la trilogía Millennium de Stieg Larsson. Con altibajos, con muchos altibajos. ¿De verdad eran necesarias 2246 páginas para contar esa historia? A veces me pregunto si el título de la trilogía, Millennium, no se referirá al tiempo que se tarda en leerla. Pero bueno, ¿quién soy yo, que sólo he publicado una novela de 133 páginas, para opinar?
Dejando de lado el aspecto literario, con lo que menos me he quedado conforme es con la traducción. Me sobran todas esas palabras y frases en inglés que salpican las tres novelas: trafficking, shooter, upmarket, prospects... Imagino que son términos que aparecen así, en inglés, en el original en sueco. (Cualquier otra posibilidad resultaría aterradora.) Pero un lector español no es un lector sueco. Lo que para un lector sueco es un anglicismo de uso común en su idioma, para un lector español medio es un galimatías incomprensible. Nadie habla así en español. ¿No habría sido más fiel a la intención del autor sustituir esas palabras por sus traducciones respectivas en español? Donde un sueco diría trafficking, un español diría trata de blancas; donde un sueco diría shooter, un español diría pistolero, sicario o matón. Y así sucesivamente. En mi modesta opinión, la labor del traductor es conseguir que el lector de la traducción experimente las mismas sensaciones que el lector de la obra original. Y esas sensaciones se pierden cuando uno no entiende lo que está leyendo. Como mínimo, los traductores podrían haber recurrido a las típicas notas a pie de página:

[...] upmarket1 [...]

1 Superior, exclusivo, de alta gama. En inglés en el original. (N. de los t.)

Pero ni eso. Y luego se quejarán de los traductores automáticos de internet, que resulta que hacen lo mismo: si les pides que traduzcan un texto del sueco al español, todo lo que no esté en sueco lo dejan tal cual. En fin, que me estoy alargando. Va a ser verdad que las novelas que lees te "contaminan".