Este verano, una publicación diaria a la que no sé si calificar de periódico está desarrollando, por alguna Razón, una campaña de acoso y derribo contra la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La ha acusado, entre otras lindezas, de recolección de especies supuestamente protegidas, que luego resulta que no lo son; y su director ha llegado a afirmar que no es coherente que la mujer se gaste lo que quiera en irse de vacaciones. Como si no viviéramos en una economía capitalista en la que cada cual puede hacer lo que le dé la gana con su dinero, siempre que sea dentro de la ley. Si la izquierda se pone del lado de los pobres no es para que todos seamos pobres, sino para que la pobreza deje de existir. Que yo sepa, para ser rojo no es obligatorio el voto de pobreza. Creo que no fue precisamente Marx el que dijo
Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres [...]
Ahora, parece que un concejal del PP ha dicho que Carmena no puede irse de vacaciones hasta que pueda permitírselas el último madrileño. Supongo que él sí se habrá ido de vacaciones, de donde deduzco que a su partido le importa un pito si el último madrileño puede o no permitirse las vacaciones. Creo que la exigencia del concejal hace referencia, si no me equivoco, a otras citas que tampoco son de Marx:
Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos.
El que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás.
En fin, que esta gente (por no llamarla otra cosuza) de derechas está confundiendo el comunismo con el cristianismo. Qué cosa más rara. El día que se den cuenta, o apostatan o se vuelven rojos.
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